Su origen tiene lugar hace miles de años en las fiestas paganas, cuando se realizaban cultos al sol. No obstante, con la llegada del cristianismo, esta celebración fue cambiando, pero sin perder la esencia del fuego.

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En la versión cristiana, el fuego se usó como signo de celebración por el nacimiento de San Juan Bautista, de aquí el nombre de la fiesta.

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Por otro lado, en la tradición pagana se encendían las hogueras para darle fuerza al sol, ya que coincidía con el solsticio de verano, fecha en la que los días empiezan a ser más cortos.

Es un día especial, en el que se hacen todo tipo de rituales para espantar a los malos espíritus y pedir deseos.

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